-¿Qué estás leyendo ahora?
-Estoy leyendo dos novelas. Una de ciencia ficción, llamada “La Tierra
Permanece”, de un autor norteamericano, George Stewart. Y la otra, “Las dos
señoras Grenville”, de otro autor de la misma nacionalidad, Dominick Dunne.
Ambas son novelas recomendadas por Guillermo Piro, columnista de Perfil. Piro
saca un tema, habla de él, y ocasionalmente recomienda un libro. En estos dos
casos, las recomendaciones tienen un origen interesante. En el caso del primer
libro, Piro contó que trabajaba como vendedor en una librería de la calle
Corrientes, y que un día llegó Roberto Carnaghi, el actor, y al ver “La Tierra
Permanece” entre los libros ofertados, le comentó: “Esta es la mejor novela de
ciencia ficción que leí”, y se llevó cuatro ediciones para regalar, de una pila
de cinco. Y Piro pensó que el quinto libro que había quedado, evidentemente,
Carnaghi lo había dejado para él. Y se lo llevó. El título de la columna de
Piro fue “Carnaghi recomienda”. Yo lo busqué y no hay a la venta una edición
nueva del libro, pero lo encontré usado en Mercado Libre, en muy buen estado,
en una edición de Minotauro de 1962, y
lo estoy leyendo. El otro es producto de una nota del mismo autor, que trata
sobre los libros “buenos” y los “malos” en función de lo que se considera
berreta o no en el ámbito de la literatura: libros de autores buenos,
consagrados, “serios”, y libros que son producto del marketing, de autores no
tan “serios”, de guionistas de Hollywood, etc. (libros berratas, en una
palabra). Piro cuenta que buscando un libro de John Gregory Dunne, un autor
“serio”, se equivocó y compró uno de Dominick Dunne, autor “no serio” o de poco
valor. El libro es “Las dos señoras Grenville”, y dice que ese error lo llevó a
un libro que le encantó, y que quizás no habría leído de haberse guidado por el
prejuicio “libro bueno, libro malo”, “escritor serio, escritor no serio” . Y a
partir de eso pone en tela de juicio esa categorización.
-¿Cuál fue el primer libro que leíste?
-Robin Hood, a los 7 u 8 años. Para el colegio, o sea, por deber, pero que
se transformó en algo muy placentero. Lo leí de un tirón, sentado abajo de una
planta de mandarinas, en el patio de mi casa. Así empecé a leer libros grandes.
Después, Frankenstein, de Mary Shelley. Empecé por libros “no serios”, parece,
pero me entretuvieron mucho.
-¿Lees digital o sos de los que no pueden abandonar el papel?
-En literatura, libro físico, digital no (en digital leo las noticias y he
leído algún cuento que escucho nombrar, para simplificar y no tener que buscar
el libro por un cuento. Me acuerdo dos: leí en digital hace poco “La primera
noche del cementerio”, de Eduardo Wilde, que sentí nombrar a alguien. Y hace
varios años creo que leí un par de veces Enoch Soames, de Max Beerbohm , por
recomendación de Borges, a quien hay que hacerle caso en estas cosas -es una
historia muy bien creada, inteligente, y muy triste-).
-¿Leíste algún libro de futbol?
-Hace poco leí “Maldito United”, que relata la historia como técnico del
Leeds United (donde está Bielsa) de
Brian Clough, un técnico que era borracho y estaba loco, ex jugador de la
selección de Inglaterra, que fue técnico del Leeds durante sólo 49 días. El
libro cuenta lo que fue esa experiencia
breve y muy particular como técnico. Está muy bueno, porque es muy bueno el
personaje. Lo escribió David Peace, un escritor también inglés. Vale la pena.
Lo único malo es la traducción al español “gallego”, no neutro, que abunda en
los libros traducidos al español y es horrible.
-¿Algún libro de River?
-No. No me gusta leer libros de fútbol. El anterior que mencioné lo leí
porque sabía que trata acerca de una persona, no de un deporte, en la que el
fútbol sirve de excusa para que se conozca al personaje. Ese tipo Clough
hubiera justificado un libro aunque se dedicara a otra cosa cualquiera. Si el
libro hubiera sido puramente deportivo no lo habría leído. Por eso también me
gustan los cuentos de fútbol de Fontanarrosa, porque hablan de fútbol pero como
una excusa para contar otras cosas. Los libros de fútbol como deporte me
aburren. El fútbol es para verlo.
-¿Lees los prospectos en el baño?
-No.
-¿Crees que ese es un tipo de lectura?
-No.
-¿Disfrutaste tu lectura como abogado?
-Los libros de derecho? Pocas veces, cuestiones muy concretas, que me
gustaban. Pero a diferencia de la literatura, aun las lecturas de derecho que
me resultan interesantes llega un punto en el que me aburren, y tengo que
dejarlas sin poder reemplazarlas con otras lectura de derecho (en suma, lo que
me aburre es el derecho mismo). Eso
no pasa con la literatura, donde si algo se hace pesado se puede dejar
descansar por un tiempo y agarrar otra
cosa, y después retomarlo. Uno descansa de la literatura con otra literatura, y
eso en el derecho no se puede (en mi caso).
-¿Algún autor de tu carrera de abogado que hayas disfrutado literariamente?
-Si, sin dudas Zaffaroni, pero siempre con la salvedad anterior.
-¿Lees diarios a la mañana?
-Si, en forma digital. pero es una mala costumbre, porque es deprimente y poco fructífero.
-¿Lees diarios de los dos lados de la grieta para compensar la información?
-Trato de leer alguno que pueda considerar que sortea la grieta, y que
pretende decir algo veraz. Los que están de uno y otro lado generan pérdida de
tiempo, si uno parte de la idea de que lee para informarse. Igual, cada vez me
interesa menos buscar información. Preferiría no leer los diarios ni nada de
actualidad, pero lo hago casi automáticamente (lo que también me quitó tiempo
de lectura de calidad).
-¿Creíste alguna vez en alguna fas news que hayas leído?
-Si, muchas veces. Como todos. Por eso persisten, porque son efectivas.
-¿Crees que los tic tocs son una forma de comunicación audiovisual muy
rápida y pequeña?
-Son los mensajes que manda la gente que duran no más de 60 segundos? Leí
que la empresa que los maneja elige qué publicar y que no, seleccionando en
función, por ejemplo, de que el lugar donde está el emisor no muestre una
situación de pobreza o de fealdad. Que se busca mostrar, en definitiva, entre
persona y ámbito, un cuadro lindo, colorido, divertido, y que todos son más o
menos de ese estilo, y lo que no, no se publican. Ahí tenés un ejemplo de
tergiversación banal pero muy desagradable.
-¿Algún texto te hizo caer alguna ficha respecto de algo que tenías que
madurar en la vida?
-No recuerdo, creo que no.
-¿Si tuvieras que vivir la vida de algún escritor, que escritor serias?
-Seguro no uno sufriente, como Borges o como Kafka. Uno que haya vivido
bien, más allá de la literatura, o conjuntamente con la literatura (hay varios;
acá, Bioy Casares. Hay uno inglés que era el prototipo del escritor famoso que
la pasaba bien, pero no me acuerdo el apellido; no era de los más conocidos).
-¿Crees que Borges debería haber ganado el Nobel?
-Creo que sí. Por su obra, puramente. Pero ni hablar si se considera además
que se lo dieron a cualquiera, hasta a una persona que no es escritor (Dylan;
el otro día leí a un español que dice que se lo dieron porque hacía mucho que
no lo entregaban a un norteamericano, lo que puede ser posible).
-¿El hecho de hacer humor en wasap, faceb, y redes sociales, te hace una
especie de escritor comediante de humor, que produce en producción colectiva y
en formatos heterodoxos?
-No sé mucho de eso, es una pregunta
para un escritor, o al menos para un editor. Pero como lector creo que sí puede
ser. Escritor es el que escribe con fines artísticos, más allá del género o del medio de difusión que emplea.
Esas cosas no le quitan su condición ni permiten prejuzgar sobre la calidad de
lo que hace. Pero la verdad es que desconozco el tema.
-¿Alguna vez escribiste alguna frase en un baño para que la lean millones
de lectores?
-No. Ni en el baño ni en ningún lado.
-¿Cuál fue el texto que escribiste más leído?
-La verdad, ninguno. No escribo, sólo leo.
-¿Mejoraste con tu imaginación algún texto que hayas leído?
-No. Hay historias que me parecían ideas buenas que no me gustaron como se
resolvieron, o como terminó tal o cual personaje, pero no me puse a pensar cómo
mejorarlos, salvo decir que “tendría que haber terminado así y no así”; pero
nada más.
-¿A lo que escribís como abogado, tratas de darle una vuelta literaria?
-No, simplemente hacerlo entendible y fluido, evitando los giros y las
deformaciones de la escritura jurídica.
-¿Escribís o escribiste?
-No.
-¿Tenes algún tipo de relación secreta con la escritura que no conoce
nadie?
-No.
-¿Notas relación con la creatividad más allá de la escritura o el arte?
Digo ¿Sos un abogado creativo, o un padre creativo o un deportista creativo. O
…?
-Nada creativo, lamentablemente. Es una cualidad muy valiosa, para
cualquier actividad, pero no la tengo.
-¿Te acordas de memoria algún fragmento de algún libro?
-Si, de algunos. Por ejemplo, un párrafo casi entero de La Náusea, cuando
Roquentin explica en qué consiste la náusea, precisamente (la estoy repasando
ahora después de algunos años, y de a poco me sale).
-¿Robaste libro o no devolviste libros prestados o te bajaron a vos tu
biblioteca?
-Si, robé de una biblioteca, no devolví, y no me devolvieron. Una vez leí
que los libros no quieren ser prestados, y que por eso no vuelven al dueño. Una especie de venganza.
-¿Si tuvieras que ir a una isla solo, años, con solo tres libro como ayuda,
que libros llevarías?
-Alguno de John Fante (uno largo, así me dura más, porque son todos
igualmente buenos), por ahí una novela rusa que no haya leído (Los
endemoniados, La guerra y la Paz, o alguna larga, por lo mismo -para que dure-,
y porque ya no creo que la vaya a leer) y algo de Borges que no sea poesía.
-¿Cómo te presentás como lector?
-Antes muy aplicado.
Ahora cada vez más inconstante y un poco
apesadumbrado por lo que no voy a llegar a leer, por falta de tiempo.
Entrevista Alejandro Miguel